Hay muchas frases pesimistas que solemos escuchar: “en este país ya no se puede vivir”, “esta ciudad es un infierno”, “a la gente ya no le importa nada”… podríamos continuar encontrando aquellos dichos que más has escuchado –e incluso los que más has pronunciado–, pero no es mi intención seguir alimentando el malestar, sino por el contrario, aprender a mirar la belleza que no vemos por estar acelerados y con estrés.
La belleza existe y existirá siempre, pero no es algo que esté ahí fuera independiente de ti, sino que necesita de ti para existir. ¿Dónde queda el aroma del jazmín si no lo podemos apreciar? ¿Qué hace el sonido del mar sin nadie que lo escuche? ¿Cómo despliega su sabor un mango sin que sea saboreado?
En donde sea que vivas –una ciudad, un pueblo, la montaña, el mar– siempre podrás encontrar lugares y personas que te produzcan rechazo o te disgusten, y también con quienes te conecten con el placer, el amor y la paz, que eso en definitiva es la belleza.
Imagina un niño de tres años que ríe a carcajadas porque sí a solas en un lugar. El está feliz, radiante, pleno y presente. De pronto entras tú y el niño deja de reír. Cuando te vas e ingresa su mamá vuelve a sonreír. Podríamos decir que se cohibió ante un desconocido, esa sería la explicación más común y tranquilizante, pero este ejemplo es una metáfora para que reflexiones. Si el niño es el mundo en el que vives, y lo que ves te mira con seriedad… ¿qué cambios podrías hacer para que te sonría? ¿Cómo podrías aprender a ver la belleza cuando no está a primera vista, o cuando está frente a tus ojos pero no la registras?.
Aprender a ver la belleza más allá de lo cotidiano
No estoy diciendo que vayas a un basurero e imagines que estás en un campo de flores, eso sería una fantasía, estoy diciendo que comiences a preguntarte cómo es que a algunas personas les resulta más fácil ver lo feo/negativo y a otras les resulta muy fácil ver la belleza.
Adquirir la habilidad de ver la belleza de la vida requiere de práctica y del desarrollo de tu inteligencia emocional y sensorial. Este tipo de inteligencia se desarrollan a través de la voluntad y el firme propósito de observar tu actitud ante los detalles cotidianos de la vida.
¿Cuáles son los detalles a observar en tu vida de todos los días para chequear cuán cerca o lejos estás de la belleza que no has visto hasta hoy?, a continuación algunas ejemplos:
- Mirar a los ojos a las personas con las que te relacionas y percibir si la mayoría de la gente te sonríe y se relaja ó se pone seria y se defiende.
- Observar cuántas veces al día te encuentras asombrándote por las maravillas que descubres cada vez que sales de tu casa, o si te encuentras en conversaciones internas de cansancio, desconfianza o desgano.
- Percibir si buscas conectar con el mundo a través de los sentidos (olfato, vista, gusto, tacto, sonidos) o casi exclusivamente a través de conversaciones puramente mentales y lingüísticas.
- Observarte si dejas espacio en tu vida para divertirte y jugar, o eres siempre un adulto demasiado responsable y aburrido.
- Reconocer si la mayoría del tiempo tienes facilidad para agradecer por lo que tienes o por el contrario caes fácilmente en reclamos y quejas.
En las cinco situaciones anteriores, obviamente la primera opción es la actitud que te acercará cada vez más a ver y vivir la belleza que no has visto hasta ahora. Y si ya te sientes bastante en sintonía con esa belleza, cuanta mayor sea la conciencia mejor será la calidad de conexión con esa belleza. Los mundos sutiles te revelarán cada vez más sus secretos ya que estarás atento a recibir sus mensajes.
Como decía Antonio Machado: “yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón”
¿Estás preparado para dar un salto cuántico en tu capacidad de conexión con un mundo que se le muestra sólo a quien tiene ojos para ver? Si este artículo te lleva a reflexionar y predisponerte a ver más allá de lo común… entonces mis palabras y tu vida podrán conectar con algo esencial: un nuevo sentido, el de ser maestros en apreciar la belleza para ti mismo y para regalarla a los demás.
Escrito por:
Ignacio Trujillo
Coach Ontológico y Director
Consultora ALAS
Me encantó! !!!!!!
Que buenooooo!!!! Preciosaaa!!
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